Palabras ante el monumento al libertador Hoy 17 de diciembre de 2021 al cumplirse 191 años de su muerte.
Que arriesgado es pararme a los pies del libertador en tan caótica época, donde algunas infames hordas llamadas líneas y mingas tumban pedestales. Pero hoy nos llama la memoria histórica para homenajear al controvertido y admirado Simón Bolívar, todo pedestal es catedra.
Desde sus altos puestos a la intemperie las estatuas dialogan mudas con el pasante o durmiente junto a ellas, y cumplen la función trascendental de enseñar y educar al peregrino pueblo. Su sombra da abrigo como capa dorada en el paso de los andes al patriota que anhela liberar su patria. Sus bronces patinados y añejos de prestigio como túnica biográfica humedecida de pregones y tapiada de estiércol de palomo nos da ejemplo de una vida noble adornada de gloria y recuerdos con promesa de esperanza.
Las estatuas queridos hermanos soportan aguaceros, resisten los cuatro vientos y sus frentes ennoblecidas miran al profundo azul celeste cual plomizo amenazante, pero continúan ahí lanzando mensajes perennes, ya sean estas profanas o sacras, el pueblo caminante pase con su atado lleno de dolores o con su corazón albergado de esperanzas. Aunque sus labios no modulen tienen voz penetrante e irresistibles y sus amauróticos ojos nos ven pasar con mirada interrogante y cada uno de nosotros tratamos de comprender el mensaje como Edipo ante la esfinge y nos convertimos en oráculos de nuestro propio destino.
Oh Libertador cuanto tiempo luchaste por estos ingratos pueblos, huérfanos de agradecimiento y llenos de corrupción. Que dolor sentirías si tus ojos viesen en el caos, la ignominia y la ambición corrupta de todo aquel que gobierna o aspira a gobernar. Posiblemente hoy tambien trataríamos de atentarte y después de que lo hicieron morir con una camisa francesa prestada sin que hubiese una figura femenina a su lado han puesto su efigie en las plazas para que siguiese contemplando nuestras malas pasiones y en las monedas para que su cara decidiera sinos quedamos en la casa de la derecha diría Fernando González. “Ya he terminado vámonos, vámonos esta gente no nos quiere en esta tierra, vámonos muchachos”, dijo Simón Bolívar antes de partir a su destierro en Santa Marta.
Álvaro Castaño D.